Duelo en Khaligat Corral


Creo que hoy estamos todos mas cansados que nunca. Puede que no hayamos dormido bien o que el calor nos este atontado poco a poco. Hoy me subo al metro de Calcuta caminando un tanto despacio. Con movimientos lentos, como si fuera una pelicula rodada a 1.000 fotogramas por segundo. Camiono por el callejon que lleva a New Light y de repente es como si me inyectaran vitamina B12 en vena. El cansancio se olvida y todos nmos ponemos como motos. No nos volveremos a acordar de nuestros musculos hasta que digamos "bye!" y todos los ninhos se despidan alzando la mano con su cena delante.

Hoy toca Estados Unidos. Y lo primero de todo es coger el mapa mundi. Sorprende enormemente cómo los ninhos son capaces de senhalar sin problema Egipto o Grecia o Espanha en el mapa pero Estados Unidos les resulta un poco más difícil. El motivo para mi es inexplicable.

Y lo primero de todo es dibujar el sello que Julio realiza cada día y que, por más que le decimos, sigue elaborando con meticuloso esmero y complicada ejecución. Intento hacerme el loco cuando algún ninho me pide que se lo dibuje en el pasaporte por miedo a que piensen que soy el tipo más torpe del mundo. Pero al final siempre acabo con un lapicero en la mano y algún ninho mirando impasible mi evolución pictórica.

Ahora es el momento de construir rascacielos. Con trozos de papel construímos cubos que ellos tienen que pintar y colorear. La intención es hacer muchos cubos y colocarlos unos encima de otros para levantar un edificio.




La intentona se queda en colorear y construír los cubos. La estructura de la materia prima no aguanta el edificio y se viene abajo. No pasa nada.





Los ninhos se lo han tomado con tanta dedicación que ha merecido la pena.





Suena la música de la banda sonora de ¨El bueno, el feo y el malo¨ y nos convertimos en vaqueros. Hacemos un gran círculo y desenfundamos las pistolas. Uno de nosotros debe disparar a un ninho, entonces este se debe agachar y los dos que están a cada lado deben dispararse por encima de la cabeza del que se ha agachado. Ya, ya sé que es complicado de entender, pero imaginaros cómo es explicarselo a los ninhos en indi. Así que no os quejéis.





Las balas vuelan por la terraza de New Light.




Finalmente quedan dos. Un duelo a muerte. Cuando se corte la música deben dispararse. La música se detiene y... bang!


Como siempre todo el mundo corre a felicitar al ganador que ahora se ha convertido en un héroe. No quiero ni pensar qué ocurriría en el país si se diera el hipotético caso en el que India ganara el mundial de fútbol.

Y ahora un bailecito. Rememorando nuestro aterrizaje en Espanha, bailamos un poquito de flamenco.




La afición nos lo está pidiendo: quieren volver a jugar al Waka. Este juego se está convirtiendo en una tradición y todos se quieren esforzar al máximo para ser el ganador. Waka a la derecha!! y una manada de ninhos corren alrededor del círculo. Waka a la izquierda!! todos corren de nuevo dándose situaciones de máximo riesgo: esto es como los San Fermines, un ninho cae al suelo y es arrollado por todos los demás. La diferencia es que aquí se parten de risa en cada caída. Es increíble, no pueden parar de reír.



Amit está muy concentrado. Fué el ganador del último Waka y se debe a sus fans. Comienza a calentar y se pone nervioso, corre de un lado para otro y me salta encima. Quiere que le haga una foto y lo va a conseguir como sea.



Comienza el juego. Amit está muy concentrado, tan concentrado que todo lo demás le da igual.



Finalmente Amit no es el ganador y lo acepta con una sonrisa. Da igual, todos corren a felicitar al nuevo campeón, incluso él.

Por hoy hemos terminado. Ahora es cuando el cuerpo vuelve a azotarnos. Ahora, caminando de vuelta a nuestros hoteles, los pasos se hacen un poco más silenciosos. Parece que a los días aqué les faltan horas. Sólo necesitamos un suenho reparador. De esos tan típicos aquí en los que no paras de escuchar cláxons de choches y perros que ladran mientras tú sudas como una barra de hielo que se derrite.

Manaha más y mejor, mucho mejor.



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